domingo, 8 de noviembre de 2009

Una tarde, dos tardes, tres tardes

Las mentes locas se la pasan en semanas tranquilas, semanas alegres, semanas tristes, días largos, días cortos.
Después de los días emos, vienen los días de resignación, saben convivir para no morir, porque ya aprendes que todo va y viene, sigue y se detiene.

Pero cuando te encuentras con un alguien que te habla y sus palabras no son sólo palabras y discursos, sino que, justo pero justo te describe lo que tu querías escuchar y logra abrir tu mente y darle, en parte, solución a tu conflicto interno, te sientes tranquila, superada, contenta y agradecida.

El otro día fue un día de esos.

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